martes, 30 de abril de 2013

Sobrevivir ante todo.



Tan solo quedan unos minutos para que el avión despegue.
Ahora, están pasando, por mi loca cabeza, un montón de ideas.
Empezando por él, y acabando por él.
No sé, si me estoy arrepintiendo de esta huida. Porque, al fin al cabo no es una emigración, es una huida en toda regla, para no afrontar mis mayores temores.
Mi situación económica es… no hay palabras para explicar como es. Para decir cómo me siento en este momento, ni para decir cómo me he sentido desde el preciso instante que tome la decisión.
Toda media vida estudiando, y media otra trabajando en cosas que ni siquiera estudie.
Me niego a decir cuál fue la carrera en la que me empeñe estudiar, aunque, muchos  otros,  me advirtieran que mi futuro no sería muy grato. ¡Bueno si!, voy a decirlo, porque en la vida hay que afrontar tus propios errores, y mirarlos de frente sin miedo.
La carrera que definitivamente elegí fue psicología. Realmente esta carrera es muy interesante, pero  no muy demandada en el ámbito laboral. Busqué trabajo por prácticamente toda España, y trabaje en un bar, en una cafetería, en una tienda de  ropa, finalmente trabaje en el gabinete de una mujer  bastante enfermiza que le apenaba cerrar su consulta .La pobre mujer, murió, y yo me quede sin trabajo. Pensé  crear mi propio gabinete, puesto que ya tenía, un cierto prestigio por esa zona, de la ciudad madrileña. Pero sucedía, que no me atrevía a  endeudarme. ¡No se debe sacar dinero de donde no lo hay, y tal vez no lo vaya a haber!
Entonces, decidí quedarme quietecita y ayude a mis padres durante un tiempo en su explotación ganadera mientras decidía que hacer. Pobre de mí, estudie duramente, para no acabar allí. En esa granja infernal, escuchando las quejas de mis padres por que no trabajaba en lo que realmente me gustaba y además, me condenaban a darme de herencia estos animaluchos.
Un gran día, tras volver  a mi casa, de una dura mañana. Escuche el teléfono sonar, y  al otro lado, la voz de un ángel. Ángel que no me parecía en ese momento pero posteriormente  sí. Ella, mi mejor amiga,  Esperanza, la cual, me daba una gran noticia. En un gabinete de Londres, donde Esperanza también trabajaba,  había un puesto de trabajo bacante esperando ser ocupado por mí. Mi ángel, me había dado la salvación de este infierno. Le había dado a su jefe  mi currículum,  y a este le impresionó, así pues, vi tras  esa llamada, una vida de grandes esperanzas y oportunidades.
Recuerdo los ojos llorosos de mi madre antes de subir al autobús. Mi padre apenas decía nada, pero es que a él le cuesta mostrar sus sentimientos. No sé lo que harán ellos dos solos. Ahora que yo me voy, su última hija, desaparecerá de su querida casa.
Ellos dos han invertido bastante en mí, en mis estudios. Y ahora mira, toda una vida estudiando, y ni mi propio país sabe aprovecharme. Aprovechar sus inversiones.
Lo único que me ataba a ese pueblo era él. Él, mi mejor amigo, al que tanto quiero, y he querido.
Recuerdo su cara de asombro, al contarle la noticia de mi huida. Yo sé, que él, es culpable en parte.
Huyo de él. Si, por mucho que me duela. No solo huyo de este país que rechaza sus grandes inversiones. Pero, sí, huyo de él.
Él que tiene unos ojos marrones de mirada intensa. Él, que hace temblar mi ser, cuando está a solo un roce de mí. Él, que me sonreía inocentemente como negándose, como negándonos que nos amábamos ¿oh.., nos amamos?
Al fin y al cabo, estoy ahora sola. ¡No, por favor! (sollozando en el asiento) ¿Qué es esto? ¿Es arrepentimiento? ¿Es miedo? Miedo ¿Qué es el miedo? Pues, lo que ahora siento, y lo sentía antes. Sentía miedo de enamorarme de él. Creo, que ya estoy enamorada de él. ¡Dios! Es tan rara esta sensación.
Desde que me dijo, que no me fuera. Que sus sentimientos eran algo más que una simple amistad, me hago estas preguntas.
Pero no solo me hago esas preguntas. Aparece en mí, la palabra HUIDA. Es tan grande, Ocupando todo mi cerebro. Como una gran alarma que pita. Huir, huir pues, es lo mejor para no sufrir. Para no arrepentirme después, de haber dejado escapar  mi mayor oportunidad, de tener otra vida, un trabajo y finalmente sobrevivir. Siempre, es algo fundamentar, SOBREVIVIR.
Me piden amablemente que me abroche el cinturón. Qué ironía ¿No? El cinturón, y que me lo abroche. Es algo que no solo estoy haciendo literalmente, sino que, económicamente no sé si se puede apretar más. Creo que como lo apreté más, me voy a quedar sin aliento, y no voy a poder llegar a mi destino.
El billete de vuelo (solo ida), no me costó mucho. Bueno, no les costó mucho a mis padres. Yo, se buscar buenas ofertas.
Quien iba a decir, que aquella niñita, de grandes sueños, acabaría huyendo de su propio hogar. Y que en este momento, estuviera viendo como el avión en el que va montada se prepara para volar.
Ahora nos indican, lo que hay que hacer en caso de desastre. Claros movimientos explicados en un inglés poco entendible.  Espero entender el inglés hablado en mi futuro país. Quizá no estén explicando los movimientos en inglés, y por eso no me entero. Bueno, no importa. 
Lo importante aquí, es que esto, acaba de empezar. Una nueva vida, conocer nuevas personas con otros rostros, otras inquietudes, otra forma de ver la vida, distinta educación…
Aquí comienza el principio de un fin pasado. Pasado desde que me senté en este lugar.
¡DESPEGUE! 




María Ángeles Romero  

domingo, 21 de abril de 2013

:D




Trágicas noticias






Convertirse en roca.
Convertirse en piedra.
No opinar,
No opinar, porque tú no eres nadie.
Solo, la imagen degradada de una mujer que calla.
Una mujer en silencio,
Una mujer que,
Tiene prohibido hablar,
Y decir la verdad.
Una mujer ignorada,
Ignorada,
Que tiene que ser obediente.
Una mujer sola,
Aunque sea la más bella del mundo.
Allá donde vallas,
Allá donde estés,
En este mundo sigue existiendo una mujer oprimida. 




María Ángeles Romero 

sábado, 13 de abril de 2013

Yo no soy yo



Soy este
Que va a mi lado sin yo verlo;
Que, a veces, voy a ver,
Y que, a veces, olvido.
El que calla, sereno, cuando hablo,
El que perdona, dulce, cuando odio,
El que pasea por donde no estoy,
El que quedará en pié cuando yo muera.




Juan Ramón Jimenez