Tan solo
quedan unos minutos para que el avión despegue.
Ahora,
están pasando, por mi loca cabeza, un montón de ideas.
Empezando
por él, y acabando por él.
No sé, si
me estoy arrepintiendo de esta huida. Porque, al fin al cabo no es una
emigración, es una huida en toda regla, para no afrontar mis mayores temores.
Mi
situación económica es… no hay palabras para explicar como es. Para decir cómo
me siento en este momento, ni para decir cómo me he sentido desde el preciso
instante que tome la decisión.
Toda
media vida estudiando, y media otra trabajando en cosas que ni siquiera
estudie.
Me niego
a decir cuál fue la carrera en la que me empeñe estudiar, aunque, muchos otros,
me advirtieran que mi futuro no sería muy grato. ¡Bueno si!, voy a
decirlo, porque en la vida hay que afrontar tus propios errores, y mirarlos de
frente sin miedo.
La
carrera que definitivamente elegí fue psicología. Realmente esta carrera es muy
interesante, pero no muy demandada en el
ámbito laboral. Busqué trabajo por prácticamente toda España, y trabaje en un
bar, en una cafetería, en una tienda de
ropa, finalmente trabaje en el gabinete de una mujer bastante enfermiza que le apenaba cerrar su
consulta .La pobre mujer, murió, y yo me quede sin trabajo. Pensé crear mi propio gabinete, puesto que ya
tenía, un cierto prestigio por esa zona, de la ciudad madrileña. Pero sucedía,
que no me atrevía a endeudarme. ¡No se
debe sacar dinero de donde no lo hay, y tal vez no lo vaya a haber!
Entonces,
decidí quedarme quietecita y ayude a mis padres durante un tiempo en su
explotación ganadera mientras decidía que hacer. Pobre de mí, estudie
duramente, para no acabar allí. En esa granja infernal, escuchando las quejas
de mis padres por que no trabajaba en lo que realmente me gustaba y además, me
condenaban a darme de herencia estos animaluchos.
Un gran día,
tras volver a mi casa, de una dura
mañana. Escuche el teléfono sonar, y al
otro lado, la voz de un ángel. Ángel que no me parecía en ese momento pero
posteriormente sí. Ella, mi mejor
amiga, Esperanza, la cual, me daba una
gran noticia. En un gabinete de Londres, donde Esperanza también
trabajaba, había un puesto de trabajo
bacante esperando ser ocupado por mí. Mi ángel, me había dado la salvación de
este infierno. Le había dado a su jefe
mi currículum, y a este le
impresionó, así pues, vi tras esa
llamada, una vida de grandes esperanzas y oportunidades.
Recuerdo
los ojos llorosos de mi madre antes de subir al autobús. Mi padre apenas decía
nada, pero es que a él le cuesta mostrar sus sentimientos. No sé lo que harán
ellos dos solos. Ahora que yo me voy, su última hija, desaparecerá de su
querida casa.
Ellos dos
han invertido bastante en mí, en mis estudios. Y ahora mira, toda una vida
estudiando, y ni mi propio país sabe aprovecharme. Aprovechar sus inversiones.
Lo único
que me ataba a ese pueblo era él. Él, mi mejor amigo, al que tanto quiero, y he
querido.
Recuerdo
su cara de asombro, al contarle la noticia de mi huida. Yo sé, que él, es
culpable en parte.
Huyo de
él. Si, por mucho que me duela. No solo huyo de este país que rechaza sus
grandes inversiones. Pero, sí, huyo de él.
Él que
tiene unos ojos marrones de mirada intensa. Él, que hace temblar mi ser, cuando
está a solo un roce de mí. Él, que me sonreía inocentemente como negándose,
como negándonos que nos amábamos ¿oh.., nos amamos?
Al fin y
al cabo, estoy ahora sola. ¡No, por favor! (sollozando en el asiento) ¿Qué es
esto? ¿Es arrepentimiento? ¿Es miedo? Miedo ¿Qué es el miedo? Pues, lo que
ahora siento, y lo sentía antes. Sentía miedo de enamorarme de él. Creo, que ya
estoy enamorada de él. ¡Dios! Es tan rara esta sensación.
Desde que
me dijo, que no me fuera. Que sus sentimientos eran algo más que una simple
amistad, me hago estas preguntas.
Pero no
solo me hago esas preguntas. Aparece en mí, la palabra HUIDA. Es tan grande,
Ocupando todo mi cerebro. Como una gran alarma que pita. Huir, huir pues, es lo
mejor para no sufrir. Para no arrepentirme después, de haber dejado
escapar mi mayor oportunidad, de tener
otra vida, un trabajo y finalmente sobrevivir. Siempre, es algo fundamentar, SOBREVIVIR.
Me piden
amablemente que me abroche el cinturón. Qué ironía ¿No? El cinturón, y que me
lo abroche. Es algo que no solo estoy haciendo literalmente, sino que,
económicamente no sé si se puede apretar más. Creo que como lo apreté más, me
voy a quedar sin aliento, y no voy a poder llegar a mi destino.
El
billete de vuelo (solo ida), no me costó mucho. Bueno, no les costó mucho a mis
padres. Yo, se buscar buenas ofertas.
Quien iba
a decir, que aquella niñita, de grandes sueños, acabaría huyendo de su propio
hogar. Y que en este momento, estuviera viendo como el avión en el que va
montada se prepara para volar.
Ahora nos
indican, lo que hay que hacer en caso de desastre. Claros movimientos
explicados en un inglés poco entendible.
Espero entender el inglés hablado en mi futuro país. Quizá no estén
explicando los movimientos en inglés, y por eso no me entero. Bueno, no
importa.
Lo
importante aquí, es que esto, acaba de empezar. Una nueva vida, conocer nuevas
personas con otros rostros, otras inquietudes, otra forma de ver la vida,
distinta educación…
Aquí
comienza el principio de un fin pasado. Pasado desde que me senté en este
lugar.



