jueves, 4 de septiembre de 2014

Entre llantos







Y caminando con catana en mano, remuevo los sentimientos de mi discordia.
Sangra mi pecho y mis entrañas rubís de desamor.
Clavo mis aruñadas rodillas en el suelo, y sollozo entre gritos de desesperación.
Nadie curará mi desconsuelo, nadie tendrá el valor de amar lo que otro perdió.
No vendrán a coger mi cuerpo frío y solo, no volverán a encender la llama extinguida.
Besaran mis labios con pasión y sentiré que me besa una roca.
Destrozaran los esquemas de la desesperanza por mi persona, y yo reiré  por dentro.
Ignorare el deseo cobarde que acecha a los débiles y seguiré riendo.  
Destrozare el amor por no ser correspondido, frenare la corriente del frío río, doloroso que apuñala mi pecho a traición. 
Andaré descalza en una pequeña plantación de rosales con espinas más grandes que la lujuria para evitar locuras, desenfreno, placer y pecado.

Jugaré con el hombre, por ser hijo del diablo que le guía  inconscientemente para apuñalar el alma destrozada de la mujer a la que más ama. Cuando este hijo muera de amor por mi, le sacare el corazón con mis manos y sentirá lo que un día yo sentí. 

Mª Ángeles