jueves, 16 de abril de 2015
martes, 14 de abril de 2015
Dulce fruta
Denota el brillo de sus ojos un hito de esperanza.
Clava su sonrisa en tu pupila un aire de elegancia.
Cantan sus sonrosadas mejillas una fragancia.
Remueve su destapado cuello tus hambrientas papilas gustativas.
Prende la chispa para que arda el fuego entre sus
piernas.
Besa su cuerpo como el que muerde la más tierna, jugosa y dulce fruta.
Y si tu deseo no la mata de placer, su amor nunca será
tuyo.
Mª Ángeles
viernes, 10 de abril de 2015
El ocre de mis hojas
Otoño en una montaña, los pies descalzos, sintiendo las
frías hojas ocres entre mis dedos. Una voz a lo lejos que pronuncia mi nombre.
Persigo el sonido, a esa duce grave y elegante voz que
parece acariciar mis tímpanos y sacudir mi cerebro.
Busco la voz entre las rocas, pinos, álamos, entre la
niebla y la lluvia.
Tras el arrullo de un arroyo, descubro a un hombre, el cual, me daba la espalda
y miraba al tenebroso horizonte. Este, seguía pronunciando mi nombre y a medida
que me acercaba, su tono iba apagándose. Apenas se podía percibir su voz cuando
le acaricie la espalda y empezó a llorar desgarradamente. Nunca había visto
llorar a nadie de tal forma.
Entonces, le abrace desde mi posición, apoye mi fría mejilla
en su fuerte espalda y empecé a besarle suavemente sin motivo alguno. Nunca había
besado ni calmado a un desconocido de esa forma, tan suavemente, tan delicadamente.
De repente, me susurra, y me dice que tenía que irse y que nunca volvería a
llamarme entre las rocas, pinos, álamos, entre la niebla y la lluvia.
Me miro a los ojos, con una frialdad indescriptible y
en un tono exasperante me dice que dejara
de buscar al hombre de mis sueños, por que no existía, tan igual como su voz,
tan igual como su cuerpo, nada de aquello existía. Y yo seguía estando sola. Seguiría
siendo fuerte en el barco donde yo era la capitana, de mi vida, comandante de
mi camino y señora de mi sino.
Mª Ángeles.
miércoles, 8 de abril de 2015
martes, 7 de abril de 2015
Mis pies en la arena
En una fría tarde de abril, cuando el mar en un tono
gris revoca elegancia y tristeza. Recuerdo andar hasta la orilla de aquella
hermosa playa, y encontrar tu mirada en el fondo más oculto de mis
pensamientos.
Hay estas anuqué, no estas a mi lado, estas en mi mente
estas tú, el, el otro y otro más que desagrada pero me invade el deseo a su
lado.
Están todos recordándome que soy de carne y hueso.
Están y no están, porque me desean en silencio como yo a ellos.
Algunos los conozco, otros deseo conocerlos. Pero nunca
he vivido una historia, de deseo, pasión, lujuria y desenfreno.
Ahora que soy más fuerte veo las cosas claras, tan
claras como el banco más reflectante del mundo.
Siempre he deseado tener a alguien a mi lado, pero lo
mejor es dejar de buscar y disfrutar el momento y la oportunidad.
Amarse así
mismo, porque si no sabes amarte, ¿cómo vas a saber amar a los demás? Y tener
las cosa claras respecto a quien eres y que quieres.
Mª Ángeles
jueves, 2 de abril de 2015
La Navidad de Madrid.

En una ciudad de maquinas,
a media tarde.
Cierras los ojos,
y el único sonido de algo vivo...
Es del PARÁSITO humano.
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