martes, 14 de abril de 2015

Dulce fruta



Denota el brillo de sus ojos un hito de esperanza.

Clava su sonrisa en tu pupila un aire de elegancia.

Cantan sus sonrosadas mejillas una fragancia.

Remueve su destapado cuello  tus hambrientas papilas gustativas.
Prende la chispa para que arda el fuego entre sus piernas.

Besa su cuerpo como el que muerde  la más tierna, jugosa y dulce fruta.


Y si tu deseo no la mata de placer, su amor nunca será tuyo.

Mª Ángeles

viernes, 10 de abril de 2015

Big girls cry


El ocre de mis hojas








Otoño en una montaña, los pies descalzos, sintiendo las frías hojas ocres entre mis dedos. Una voz a lo lejos que pronuncia mi nombre.
Persigo el sonido, a esa duce grave y elegante voz que parece acariciar mis tímpanos y sacudir mi cerebro.
Busco la voz entre las rocas, pinos, álamos, entre la niebla y la lluvia.
Tras el arrullo de un arroyo,  descubro a un hombre, el cual, me daba la espalda y miraba al tenebroso horizonte. Este, seguía pronunciando mi nombre y a medida que me acercaba, su tono iba apagándose. Apenas se podía percibir su voz cuando le acaricie la espalda y empezó a llorar desgarradamente. Nunca había visto llorar a nadie de tal forma.
Entonces, le abrace desde mi posición, apoye mi fría mejilla en su fuerte espalda y empecé a besarle suavemente sin motivo alguno. Nunca había besado ni calmado a un desconocido de esa forma, tan suavemente, tan delicadamente.
De repente, me susurra, y me dice  que tenía que irse y que nunca volvería a llamarme entre las rocas, pinos, álamos, entre la niebla y la lluvia.
Me miro a los ojos, con una frialdad indescriptible y en un tono exasperante me dice que  dejara de buscar al hombre de mis sueños, por que no existía, tan igual como su voz, tan igual como su cuerpo, nada de aquello existía. Y yo seguía estando sola. Seguiría siendo fuerte en el barco donde yo era la capitana, de mi vida, comandante de mi camino y señora de mi sino.



Mª Ángeles.

martes, 7 de abril de 2015

Style


Mis pies en la arena


             


En una fría tarde de abril, cuando el mar en un tono gris revoca elegancia y tristeza. Recuerdo andar hasta la orilla de aquella hermosa playa, y encontrar tu mirada en el fondo más oculto de mis pensamientos.
Hay estas anuqué, no estas a mi lado, estas en mi mente estas tú, el, el otro y otro más que desagrada pero me invade el deseo a su lado.
Están todos recordándome que soy de carne y hueso. Están y no están, porque me desean en silencio como yo a ellos.
Algunos los conozco, otros deseo conocerlos. Pero nunca he vivido una historia, de deseo, pasión, lujuria y desenfreno.
Ahora que soy más fuerte veo las cosas claras, tan claras como el banco más reflectante del mundo.
Siempre he deseado tener a alguien a mi lado, pero lo mejor es dejar de buscar y disfrutar el momento y la oportunidad.
Amarse así mismo, porque si no sabes amarte, ¿cómo vas a saber amar a los demás? Y tener las cosa claras respecto a quien eres y que quieres.


Mª Ángeles